Afganistán: por qué se produjo el avance arrollador de los talibanes y cuáles son las consecuencias globales
La corrupción generalizada, la lealtad tribal y la injerencia de potencias extranjeras ayudaron a la ofensiva de los extremistas islámicos. Ya están a 150 kilómetros de Kabul. El “cambio de chaqueta” de los comandantes regionales
Trataba de entender lo que sucedía en la discusión entre dos comandantes en la aldea de Pol-i-Sakh cuando escucho que martillan una kalashnikov detrás mío. Cuando me doy vuelta veo a un chico de no más de 15 años tratando de cargar su A/47. Tuve suerte. No se le disparó ningún tiro y otro miliciano más experimentado le bajó el arma y lo mandó afuera del tinglado de chapas, maderas y adobe donde se estaba llevando a cabo la negociación. Era diciembre de 2001 y los talibanes huían de Kabul hacia las montañas de la cordillera del Hindu Kush. Los que discutían con dureza eran el jefe de una fuerza armada local pro-taliban de unos 30 o 40 hombres y el de una columna de la Alianza del Norte pro-occidental que perseguía a los extremistas islamistas que dos días antes habían perdido el poder en Kabul. El traductor intentaba contarme lo que estaba sucediendo, aunque las actitudes eran claras. Allí se estaba produciendo un “cambio de chaqueta”.
Quince minutos después, todo estaba arreglado. Los comandantes se dieron la mano y sonrieron por primera vez. Los milicianos locales que hasta ese momento habían apoyado a los talibanes ahora se pasaban a las filas de la Alianza del Norte y combatirían junto a ellos y a su mando. Un arreglo tradicional entre los pashtunes, la etnia mayoritaria entre los afganos. Si no puedes vencerlos únete a ellos. La clave está en la compensación. En este caso es sobrevivir y recibir comida a cambio de seguir combatiendo a las órdenes del “enemigo”. En muchos otros casos hay dinero por medio o continuar con el tráfico de hachis o algún puesto local para el comandante y sus hombres. De asuntos religiosos, políticos o éticos no se habla.
Esta es la misma situación que se está dando hoy en Afganistán y que explica en cierta manera el avance incesante de las fuerzas talibanas para retomar el poder en Kabul. Ya controlan el 75% del territorio del país. En tres días conquistaron la segunda y tercera ciudad, Kandahar y Herat. También Ghazni, a 150 kilómetros de la capital y muy cerca de donde pude ver la negociación veinte años atrás. La velocidad del avance talibán tomó a muchos por sorpresa. Las capitales regionales cayeron como fichas de dominó. El gobierno afgano, producto de una alianza apoyada por Estados Unidos tras la invasión de 2001, lucha ya sin muchas fuerzas por mantener el control del poder. Un informe filtrado de los servicios de inteligencia estadounidenses estimó que Kabul podría ser atacada en cuestión de semanas, y que el gobierno podría caer en menos de 90 días.
Los talibanes controlan un 75% del total del territorio de Afganistán y casi todas las capitales provinciales (en amarillo). Las fuerzas del gobierno están replegadas sobre Kabul. (AFP-France24)
Las fuerzas gubernamentales de unos 300.000 soldados fueron entrenadas por el ejército de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Esto incluye el ejército afgano, la fuerza aérea y la policía. Pero, a pesar de que en Washington siguen asegurando que dejaron “un ejército bien armado y entrenado”, tiene un largo historial de bajas, deserciones y corrupción, con algunos comandantes que suman a la nómina cientos y miles de “soldados fantasmas” para quedarse con los salarios. En su último informe al Congreso de Estados Unidos, el Inspector General Especial para Afganistán expresó su “grave preocupación por los efectos corrosivos de la corrupción… y la dudosa exactitud de los datos sobre la dotación real de la fuerza”. Jack Watling, del Royal United Services Institute (RUSI), dijo a la BBC que “ni siquiera el ejército afgano sabe, ni ha sabido nunca, cuántos efectivos tiene”. La “fuerza aérea” afgana cuenta con 211 aviones de combate y sus pilotos fueron entrenados en las bases estadounidenses y europeas. Pero la realidad es que la mitad de los aparatos están en malas condiciones y los desarman para usar las piezas en los operables; los pilotos desertan para trabajar en la aviación comercial de los Emiratos Árabes.
Afganistán es un mosaico de etnias (pashtunes, hazaras, tayikos, uzbekos, etc.) que conservan sus tradiciones y mantienen sus lealtades sólo a su grupo. Es difícil que, por ejemplo, un pashtún vaya a obedecer las órdenes de un superior de otra etnia. Y cuando envían a un soldado a zonas donde no tienen conexiones culturales o familiares, la mayoría deserta para regresar con sus familias. Hay otros comandos especiales del ejército muy bien entrenados y con la moral alta, pero son apenas unos 2.000 o 3.000.
El núcleo duro de los talibanes es de unos 60.000 combatientes, pero con la suma de grupos regionales llegan a los 200.000 y siguen reclutando fuerzas en cada territorio que conquistan. Mike Martin, ex oficial del ejército británico que habla pashtún y que es historiador del conflicto, asegura que no se puede definir a los talibanes como un único grupo monolítico. “Son más bien una coalición de titulares de franquicias independientes, afiliados de forma imprecisa, y muy probablemente temporal”. Están fragmentados en grupos locales que cambian con frecuencia de bando. Los milicianos talibanes cuentan con un equipamiento básico que aún conservan de cuando combatían a las fuerzas del Ejército Rojo soviético que habían invadido el país en los años 80. Mucho de ese armamento fue, incluso, proporcionado por la CIA estadounidense. También cuentan con armamento más sofisticado entregado por los servicios secretos de Pakistán, así como de sus aliados iraníes, rusos y chinos.
Miles de afganos tratando de cruzar hacia Pakistán en el cruce de Chaman, reabierto después de varios días en que estuvo en manos de los talibanes. En esa zona hay, al menos 200.000 desplazados por la guerra. EFE/EPA/AKHTER GULFAM
Ahmed Rashid, el corresponsal del Daily Telegraphy la Far Eastern Economic Review, es probablemente el hombre que más sabe de los talibanes. Hace ya 21 años escribió un clásico de la geopolítica global, “Los Talibán. Islam, petróleo y fundamentalismo”, traducido a más de 20 idiomas y con unas ventas superiores al millón y medio de copias. Recuerdo que en esa época todos los periodistas que llegábamos a Afganistán llevábamos el libro de Rashid bajo el brazo en el idioma del caso. Ahora, en una entrevista imperdible con el diario británico The Independent explica así la situación:
“La estrategia de los talibanes ha sido brillante. Convencieron a las potencias occidentales, especialmente EE.UU., de que querían negociar con el gobierno de Kabul. Y no era así. Eso era falso. Solo querían dejar de lado a las potencias occidentales y lo lograron. En segundo lugar, nadie esperaba esta ofensiva: ni los militares de EEUU, ni la ONU, ni la OTAN, ni la UE… Y claramente la estrategia no es obra suya solo de los talibán, sino que cuentan con el apoyo de Pakistán. Eso me recuerda mucho a 1996, cuando los talibanes desarrollaron una nueva estrategia y lo hicieron con ayuda de muchos elementos en Pakistán. Han sorprendido a todo el mundo. Y todo indica que el gobierno caerá. Si toman todas las ciudades alrededor de Kabul y los accesos, es difícil que el gobierno sobreviva. Dependen de la importación de comida del exterior. Van a bloquear los accesos y si lo hacen, la situación será muy grave y caerá el gobierno. Si no pueden garantizar el acceso a los alimentos, la población se indignará y se rebelará”.
Milicianos talibanes acompañados por una multitud en el centro de Kandahar, la ciudad desde donde lanzaron su ofensiva para tomar el poder en 1996 y que ahora vuelven a controlar para avanzar sobre Kabul. (AFP)
El dinero que se necesita para semejante ofensiva, los talibanes lo están recibiendo de sus aliados, Irán, Rusia, Pakistán y China. Irán quiere ser una potencia regional y considera a Afganistán dentro de su propio terreno de influencia. La ciudad de Herat y toda la frontera suroeste afgana tiene una larga tradición persa. Rusia también tiene aspiraciones similares y se apoya en las ex repúblicas soviéticas que llegan hasta el borde de ese país como Turkmenistán y Tayikistán, cuyas etnias mayoritarias se extienden en la región. China, que intentó una mediación para que los talibanes compartieran el poder con el actual gobierno afgano sin ningún éxito, pero que mantiene su alianza clave con los mullahs a quienes recibió con pompa hace unos pocos días en Beijing. Su interés es, sobre todo, la explotación de la importante riqueza mineral afgana. Es probable que China sea la gran ganadora de este nuevo Gran Juego. Y siempre está Pakistán que también tiene aspiraciones de poder regional y se involucra en forma oficial y no tanto en los asuntos afganos. Su principal objetivo es contener a India para que no se expanda ni entre con sus intereses económicos en Afganistán.
Y la consecuencia directa más visible para Occidente de la ofensiva talibán será seguramente una nueva ola de refugiados que llegará inevitablemente a las puertas de Europa creando un nuevo y grave conflicto migratorio en Grecia e Italia. Los jóvenes estudiantes universitarios, las mujeres y los profesionales saben que no podrán vivir libremente bajo un nuevo régimen talibán e intentarán alcanzar alguna tierra con mejores perspectivas.
En momentos que se conocen los informes del hombre delegado por la presidencia de Naciones Unidas, Staffan de Mistura, que en su informe al Consejo de Seguridad del lunes 14 de abril, presentó la autonomía como única solución al diferendo del Sáhara y llamó a aprovechar el «nuevo impulso» que conoce la cuestión, citando como indicadores de desarrollo el reconocimiento por parte de Francia y Estados Unidos, dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, en pleno territorio sirio se confirman por su parte los profundos vinculos, al caer el régimen de la familia Al-Assad, del Polisario con Irán.
Por ejemplo, ahora se confirma que el régimen persa entrenó a combatientes del Frente Polisario con sede en Argelia, detenidos por las nuevas fuerzas de seguridad de Siria”, según lo informa The Washington Post, apuntando así a la profundidad de la colaboración entre el régimen iraní y el grupo saharaui.
Es sabido el respaldo y apoyo economico-militar de Iran a los distintos grupos terroristas en Medio Oriente, lo menos difundido tal vez sea que el Polisario es uno de esos grupos terroristas y ahora con las pruebas que aparecieron en Siria queda comprobado.
La Siria de Al-Assad, Yemen e Irán reconocían la «República arabe saharaui democrática» (rasd) y Damasco le brindaba apoyo diplomático y logístico a la milicia saharaui, pero según fuentes regionales y europeas citadas por el The Washington Post, Teherán no solo brindó apoyo político, sino que entrenó directamente a combatientes del Polisario con el objetivo estratégico de desestabilizar a Marruecos, un actor clave en la estabilidad del norte de África.
Ahora bien, mientras Estados Unidos avanza hacia la designación del Polisario como organización terrorista, tras revelarse nuevos vínculos con el régimen iraní, en Paris, Francia reiteró su posición «firme» sobre la cuestión del Sáhara marroquí, en un comunicado difundido por el Ministerio de Europa y de Asuntos Exteriores de la República Francesa, tras una reunión entre el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, y el ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita y en Tallin, Estonia también reiteró su apoyo al plan de autonomía presentado por Marruecos en abril de 2007 para resolver la cuestión del Sáhara Occidental.
Por último, para aproximarnos al final de esta nota, vuelvo a lo informado por el enviado de la ONU al Sáhara:
Para el enviado de la ONU, la reorientación del debate sobre la autonomía «coincide con lo que pienso y pido: la iniciativa marroquí de autonomía debe explicarse en detalle «. El tema hoy es, por tanto, debatir el contenido de la autonomía. Una victoria en sí misma. El caso está evolucionando, pero la otra parte sigue obstinada. Staffan de Mistura no deja de marcarlo, indicando que esta «renovada atención» a la cuestión del Sáhara se inscribe en un contexto de «riesgos», señalando concretamente a Argelia.
DEsde Israel afirmaron que el ataque, llevado a cabo por un avión no tripulado tuvo como objetivo a «varios individuos armados» que se «dirigían hacia» las tropas israelíes.
Al menos tres oficiales de policía murieron este domingo en un ataque aéreo israelí en la Franja de Gaza, según fuentes palestinas e israelíes, en medio del alto el fuego acordado entre las partes.
Un portavoz militar israelí dijo en un comunicado que el ataque, llevado a cabo por un avión no tripulado en el sur de Gaza, tuvo como objetivo a «varios individuos armados» que se «dirigían hacia» las tropas israelíes.
«El Ejército vuelve a hacer un llamamiento a los residentes de la Franja de Gaza para que sigan las instrucciones y se abstengan de acercarse a las tropas desplegadas en la zona», remarcó un comunicado de las fuerzas militares.
El Ministerio del Interior y Seguridad Nacional palestino anunció en un comunicado que los oficiales fueron alcanzados mientras aseguraban la ayuda humanitaria en el área de Al-Shawka, al este de Rafah.
La cartera condenó el ataque e instó a los mediadores internacionales a presionar a Israel para que detenga los ataques contra las fuerzas policiales, que según el ministerio son un organismo civil responsable de mantener el orden público.
Israel ha llevado a cabo múltiples ataques aéreos en Gaza a pesar de un frágil alto el fuego con Hamás que entró en vigor el 19 de enero.
Justamente ese grupo terrorista calificó el ataque de «desleal» y aseguró mediante un comunicado que se trata de una «grave violación del acuerdo de alto el fuego» el atacar mortalmente al personal policial encargado de asegurar la entrada de ayuda.
Desde el 7 de octubre de 2023, más de 48.270 personas murieron en la Franja de Gaza, de acuerdo a los últimos datos de Sanidad.
Asimismo, se mantienen a la espera de que Israel permita la entrada de maquinaria pesada para comenzar a retirar toneladas de escombros y recuperar lo que se teme que sean miles de cadáveres.
El presidente estadounidense firmó los decretos este sábado en su residencia de Florida.
A dos semanas de haber asumido la presidencia de Estados Unidos por segunda vez, Donald Trump cumplió su promesa electoral y confirmó hoy que aplicará aranceles a los productos procedentes de Canadá, México y China.
El mandatario firmó los decretos esta sábado en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, y a partir de este martes entrarán en vigor los aranceles de 25 por ciento a sus vecinos de América del Norte y un 10 por ciento a China.
«Es por el fentanilo ilegal que producen y que permiten distribuir en nuestro país, y por los migrantes que entran ilegalmente en Estados Unidos», dijo la portavoz Karoline Leavitt en rueda de prensa.
Trump, por su parte, justificó la decisión al señalar que es preocupante la situación migratoria: «La gente llega a nuestro país de manera tan horrible y en tanta cantidad».
Además, el mandatario estadounidense destacó que los déficits comerciales con México y Canadá son insostenibles, lo que reforzó su decisión de imponer las tarifas.
Si bien todavía no se especificó qué productos se verán afectados por los aranceles, el gobierno mencionó que podría incluir una variedad amplia de bienes, desde productos agrícolas hasta repuestos de vehículos.