El presunto líder sería «Lichi», condenado y preso en Piñero, quien imparte las órdenes al resto de la banda. En la audiencia se ventilaron hasta detalles de dónde venden estupefacientes, cuyo delito es de competencia federal
Cinco personas fueron imputadas este lunes por cometer balaceras a casas y personas, usurpaciones, extorsiones y venta de droga por órdenes impartidas desde prisión por al menos dos reclusos. Uno de ellos es conocido: Hernán Ramón «Lichi» Romero, líder de una de las organizaciones «pesadas» del hampa de la zona norte que está preso y condenado. Una de las personas acusadas se encontraba con arresto domiciliario y se presume que gatilló contra domicilios. El fiscal hasta expuso datos de dónde comercializan estupefacientes en barrio Stella Maris, cuyo delito es competencia de la Justicia federal.
La acusación fue realizada por el fiscal Federico Rébola de la unidad de balaceras, que es encabezada por Valeria Haurigot y también integrada por Pablo Socca. La información volcada en la audiencia imputativa por Rébola fue tan precisa que hasta describió ediliciamente los dos puntos de venta de droga de la organización, cuyo delito es de competencia federal. Los dos búnkeres están a metros de distancia, en barrio Stella Maris: Maradona entre Franklin y José Ingenieros; y Maradona y Génova.
Los cinco imputados fueron Marcelo Claudio C., Marcelo Ramón P., Rodrigo Leonardo C., Marianela Silvina R. (cursaba arresto domiciliario por causa por narcotráfico) y Elías Andrés C. Para todos el juez Alejandro Negroni dictó prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, por lo que Marianela Silvina R. ahora pasó a una cárcel común.
Para el fiscal, los sospechosos formaban parte de una banda que funcionó al menos hasta el 8 de mayo pasado bajo órdenes de dos jefes: Hernán «Lichi» Romero y otro interno de nacionalidad peruana aún no identificado. Hay integrantes de esa presunta asociación ilícita que aún no fueron detenidos.
«Lichi» Romero, otra vez
Una de las líneas investigativas de la Fiscalía sugiere que Hernán Román «Lichi» Romero estaría detrás de todos los delitos atribuidos a los cinco acusados, impartiendo las órdenes y el manejo de la organización desde Piñero. «Lichi» está condenado como líder de una asociación ilícita a 7 años y 4 meses de prisión y una multa de 600 mil pesos.
Para Rébola, de la unidad de balaceras, «el clan Romero domina la zona norte desde hace una década. Han sido sindicatos por hechos de sangre, abusos de armas, usurpaciones y entraderas». Precisó que su anclaje está en el barrio Municipal de Nuevo Alberdi y que en abril del año pasado «fueron los autores de un secuestro que desató una guerra con Los Monos, que incluyó balaceras con más de medio centenar de disparos con ametralladoras y hasta el uso de un fusil».
La disputa entre los Romero y Los Monos a la que hizo alusión el fiscal no es de ahora y no se inició específicamente por droga. Empezó por usurpaciones de casas en la denominada Zona Cero. Tuvo un rebrote a principios de abril del año pasado, cuando José Orlando C., ligado a Los Monos, fue secuestrado en Polledo al 3800 y luego fue arrojado en el kilómetro 4 de la ruta 34 con varias heridas de bala. De ahí en adelante hubo varios hechos de violencia e incluso un policía baleado en el cráneo.
Los imputados ayer de apellido C, para el fiscal, «tendrían un fuerte vínculo» con el clan Romero, ya que forman parte de la misma familia. «Serían la nueva camada de esta banda que quiere recuperar territorio que perdieron con la caída en prisión de sus principales cabecillas. Ahora la calle la manejan los chicos que crecieron en ese entorno, con una cultura delincuencial ligada al narcotráfico».
Los roles
De acuerdo a la acusación, Marcelo Claudio C. tenía como función la de participar en balaceras contra personas o casas. A veces era quien disparaba y otras el que manejaba el vehículo transportando a otro gatillero.
Marcelo Claudio C. fue, para el fiscal, uno de los autores de una balacera ocurrida el 8 de mayo pasado a las 16.30 en Pasaje Tobas al 8200, donde resultó herida una pareja que fue atacada por Marcelo C. y otros tres sospechosos que se desplazaban en un Volkswagen Fox gris. Las víctimas fueron una mujer que recibió un tiro en el pecho y su pareja, que fue herida de bala en una mano. Los dos fueron llevados al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.
Marcelo Claudio C. tiene 25 años recientemente cumplidos y acumula una gran cantidad de causas en su contra. En 2014 por homicidio simple; en 2017 por lesiones; en 2018 por lesiones graves dolosas agravadas por el uso de arma de fuego (fue condenado a 3 años de prisión condicional); en 2019 por tráfico de droga; y en 2021 por abuso de arma y portación ilegítima de arma de fuego de guerra.
Marcelo Ramón P. era el encargado de guardar parte de las armas de la banda en su casa ubicada en Primera Junta al 1800. Ese inmueble también era un «aguantadero» de miembros de la organización buscados por la Justicia. También se lo imputó por el hallazgo en su domicilio de una carabina calibre 22, una escopeta, una pistola, un revólver calibre .38 largo y municiones de distintos calibres.
Rodrigo Leonardo C., según el fiscal Rébola, era gatillero y soldadito. Era quien realizaba ataques armados y a su vez administraba, controlaba y custodiaba al menos un quiosco de droga situado en Maradona entre Franklin y José Ingenieros, en un pasillo lindero a una verdulería.
A Marianela Silvina R. se le atribuyeron la autoría de balaceras, custodia, control y administración del mencionado búnker de droga de Maradona entre Franklin y José Ingenieros.
Elías Andrés C., para el fiscal, era el soldadito del quiosco de droga situado en Maradona a metros de Génova, en barrio Stella Maris. El frente del lugar tiene un tapial de mampostería revocado y un portón de acceso vehicular tipo de rejas metálicas pintadas de verde.
Mariano Román R. fue otro de los aprehendidos e imputados, pero al ser menor de edad su juzgamiento corresponde al Juzgado de Menores N° 3 de Rosario. Para Rébola, es el «sapo» de la banda, que significa ser el que «marca» domicilios para llevar adelante extorsiones, amenazas, balaceras y usurpaciones.
En la investigación, el fiscal detectó que Mariano Román R. y uno de los prófugos pernoctan en domicilios de familiares en calle Maradona al 800. Casualmente, esas casas fueron atacadas a tiros en reiteradas oportunidades en marzo y abril de este año. Es más, el fiscal sostuvo que en una misma semana se llegaron a realizar tres balaceras, algunas de ellas, reflejadas ya en Rosario3.
En una de las balaceras incluso resultó herido un familiar directo de Mariano Román R.
Fuente Rosario3