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Política

Las encuestas presagian un cisne negro

La sociedad a la que se consultará por sus preferencias políticas está envuelta en una atmósfera rarísima, ante la cual los candidatos enfrentan un excepcional desafío: deben hacer propuestas y hablar sobre un futuro acerca del cual no tienen la más mínima idea

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Las encuestas presagian un cisne negro

Quien examine el contexto en el que se desarrolla la actual disputa de poder, si no se deja sugestionar por los augurios dominantes sobre su resultado, tendrá la impresión de que es imposible que el oficialismo gane. Sin embargo, todos los pronósticos coinciden en que, si se la pudiera pensar como una competencia nacional, la carrera tendría un desenlace favorable para el Frente de Todos. Un triunfo tímido, de más o menos 4 puntos respecto de Juntos por el Cambio. Es una imagen solo indicativa: dada la diversidad de combinaciones partidarias que se presentan a nivel local, la comparación es imposible. Si se pone el foco en la batalla bonaerense, que es la más determinante, también se presume una ventaja de los candidatos del Gobierno. El fenómeno relevante, difícil de explicar, es que ese final convencional no parece congruente con la situación general del electorado. Sorprende que no haya una sorpresa. Dicho de otro modo: dado el panorama que rodea a estos comicios, el resultado que vaticinan las encuestas es un verdadero cisne negro.

La sociedad a la que se consultará por sus preferencias políticas está envuelta en una atmósfera rarísima. Votantes encerrados o semi encerrados a lo largo de casi un año y medio, atemorizados por un virus endiablado. Con un solo tema de conversación: la enfermedad; en todo caso, la muerte. Y las derivaciones de ese tema: si llegaron las vacunas, si se conseguirá la segunda dosis, e inquietudes de ese tipo. Asociada a este drama, una impresionante mutación de la vida cotidiana, que se puede sintetizar, como lo hace Juan Germano, de la consultora Isonomía, en un solo detalle: “Ya no sabemos cómo hacer algo tan común y tradicional como el saludo a un conocido. ¿Chocamos los puños? ¿Los codos? ¿Conviene no tocarlo?”. Son perplejidades que llevan a un asesor de Alberto Fernández a comentar: “No estamos en una campaña. Estamos en una pandemia, en la que un día a la gente se le pedirá que vaya a votar. ¿Tomamos nota de ese aspecto emocional que hoy presenta la política? Creo que no”.

Las atípicas circunstancias de los ciudadanos hacen juego con el excepcional desafío de los candidatos: deben hacer propuestas y hablar sobre un futuro acerca del cual no tienen la más mínima idea. La visibilidad se ha reducido al cortísimo plazo. ¿Quién puede hacer una promesa? Al final de su clásico Tractatus, Wittgenstein aconseja: “Sobre lo que no se puede hablar, es mejor guardar silencio”. El drama de los políticos que piden el voto es que están obligados a decir algo. Por eso el proselitismo tiene hoy algo de patético.

Al miedo de la enfermedad y de la muerte se le agrega el de las mortificaciones de la vida materialHay cerca de 3 millones de personas que antes de la pandemia eran de clase media y ahora son pobres. Pobres con expectativas, formación y categorías políticas de clase media. Son señores o señoras que le tuvieron que anunciar a su hijo que ya no podrán pagarle la universidad. O explicarle a su hija que debe abandonar el colegio bilingüe para pasar al parroquial. Gente que debió llamar a la prepaga para cambiar de plan por uno más precario. Desde hace un año y medio se destruyeron 240.000 puestos de trabajo. Entre los sectores medios hay pánico. Pánico a la caída. Ese temor, que tiñó la última etapa de la gestión de Mauricio Macri, perdura, agravado, en estos días.

Los analistas de opinión pública se encuentran con un pesimismo pocas veces visto. En casi todas las encuestas alrededor del 70% de los consultados cree que este año le está yendo peor que el anterior. Y que el que viene seguirá el descenso. Federico Aurelio, de Aresco, consigna que 57% de sus entrevistados manifiesta vivir en un estado de ansiedad, enojo o miedo. Los niveles de insatisfacción superan los de la última etapa del gobierno de Cambiemos. Al kirchnerismo nunca le tocó gobernar en un clima parecido. La consecuencia inmediata de ese malhumor es cierto tedio. Un gran desinterés por la política. Los encuestadores lo advierten en su trabajo. Uno de ellos cuenta: “Cuando en 2019 hacía estudios con el método de llamadas telefónicas automáticas, me sorprendía que me atendían una vez de cada 100 intentos. Ahora tengo que llamar 250 veces para encontrar a alguien que responda. El problema es que el que no contesta es un tipo de votante distinto del que sí lo hace. Aparece un problema metodológico delicado para establecer qué piensa la gente”.

Columna de opinión de Carlos Pagni

Esa apatía se manifiesta en los índices de participación electoral. Hay poca información para establecer un patrón de comportamiento. Pero si se comparan las elecciones locales de Misiones de 2019 y este año, la asistencia cayó de 79 a 60%. En Río Cuarto, en 2016 intervino el 62% y el año pasado, 50%. En Salta fue del 73 al 64% entre 2017 y este año. El promedio de caída ha sido del 13%.

Estos datos abren un enorme interrogante para las elecciones de septiembre y noviembre. Las principales consultoras prevén que la abstención será mayor que la diferencia entre el primero y el segundo. ¿A quién deja de votar el que no concurre? ¿Es un voto que pierde la oposición o el Gobierno? También es difícil responderlo, porque hay un enojo transversal. Para citar una evidencia: según tres de los principales analistas de opinión el único dirigente nacional, de los de primera fila, que hoy tiene más imagen positiva que negativa es Horacio Rodríguez Larreta. Alberto Fernández y María Eugenia Vidal suben o bajan en esa línea de flotación, según el mes. Un dato inesperado que aparece en un sondeo de Poliarquía, de Alejandro Catterberg: el sector que concita más confianza en las últimas mediciones es el de las Fuerzas Armadas.

Catterberg observa desde hace unos meses un dato interesante por lo novedoso: el corrimiento de las preferencias por franjas etarias. Detectó que una corriente importante de mayores se aleja de Juntos por el Cambio. El motivo principal sería el rechazo a los dirigentes de esa fuerza que criticaron con mucha dureza la cuarentena estricta impuesta por Fernández. El avance de la vacunación, además, genera en ese público una mayor empatía con el Frente de Todos. Al mismo tiempo, el oficialismo ve cómo se alejan los jóvenes de su base electoral. Una explicación se relaciona también con la pandemia: las restricciones han fastidiado a la juventud mucho más que a otros sectores. Existe otro motivo en esa antipatía y es que quienes hoy tienen alrededor de 20 años no tienen una memoria luminosa de las administraciones kirchneristas. La edad de oro de Néstor Kirchner ya está quedando muy atrás para los votantes nuevos.

Más rarezas a desentrañar. ¿Adonde va el voto joven? Los sondeos indican que se radicaliza. Una parte, desencantada con Juntos por el Cambio, prefiere a José Luis Espert o a Javier Milei. En el caso de este último, es más notorio el esfuerzo por ofrecerse como un castigo a toda la dirigencia política. También la izquierda trotskista se beneficiaría con esta marcha hacia los extremos. En algunas encuestas pasaría del 3 o 4% de las últimas elecciones a alrededor de 8%. Es una tendencia que podría acelerarse después de las primarias, en ambos sentidos. Sin embargo, esta fuga hacia las puntas del dial ideológico tendría un límite: la polarización kirchnerismo/antikirchnerismo y macrismo/antimacrismo sigue organizando el espacio electoral. Algunos observadores bendicen esa tensión: “La confrontación convencional empobrece el debate, infantiliza la política, pero también evita la fragmentación. Gracias a la grieta en la Argentina no se verifica la descomposición que se ve en otros países”. Es la opinión de un dirigente que fue clave en la gestión de Macri.

Existe otra referencia para advertir que el triunfo oficialista, que es el consenso de todos los estudios, tiene alguna disonancia con el marco en el que se produciría. De 35 elecciones que se realizaron a escala global durante la pandemia, en 15 perdió el oficialismo, en 5 salió debilitado y en 15 ganó. Si se recorta el fenómeno a los mercados emergentes, de 30 elecciones, en 14 perdió el oficialismo, en 4 salió debilitado y en 11 ganó. Hay, como se ve, una tendencia a la declinación electoral de los gobiernos.

En la Argentina suele recurrirse a un fetichismo para palpitar el desenlace de los comicios. Es el Índice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Torcuato Di Tella. Ese número mantiene desde hace años, por razones desconocidas, una correlación llamativa con el porcentaje de sufragios que obtienen los oficialismos. Si los comicios fueran este mes, el Frente de Todos sacaría, según esta misteriosa guía, 36% de los votos. Es alentador para el Gobierno porque, si las elecciones se hubieran celebrado en julio, el “resultado”, según ese índice, habría sido de 34%.

La postergación del calendario beneficiaría al Frente de Todos. Pero ahora aparece, de nuevo, el misterioso comportamiento del Covid, en forma de variante deltaEl Gobierno reemplaza los reflejos sanitarios por los electorales: ante la noticia de que esta nueva cepa comienza a circular, anuncia la reapertura de espectáculos deportivos y el estímulo al turismo.

Las irregularidades de la vacunación también cobran relieve. Un informe de la Fundación Alem de la UCR, donde la voz sanitaria corresponde a Adolfo Rubinstein, indica que al país llegaron 48,8 millones de vacunas, se distribuyeron 44,5 millones y se aplicaron 39,6 millones. Las diferencias en esas cifras no tienen una explicación clara. Se podría especular con que el oficialismo ha retenido dosis para acelerar la vacunación en plena campaña. Es posible que muchas se preserven como segunda dosis, en un momento en que la variante Delta exige inmunizar con el esquema completo. Los técnicos radicales consignan un dato inquietante: de las dos apuestas del Gobierno han fracasado. Falta el 35% de las Sputnik y el 50% de las AstraZeneca, según lo comprometido en los contratos originales.

En medio de estos inconvenientes irrumpe el “detalle” de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en Olivos. El Presidente propone pagar una multa. Pero al mismo tiempo dice que no cometió irregularidad alguna. Esta segunda afirmación es temeraria. No porque expresa un error jurídico: en todo caso esto lo deberá determinar el fiscal porteño Ramiro González, de quien nadie puede explicar por qué investiga un episodio ocurrido en Olivos, es decir, en la jurisdicción federal de San Isidro. Lo más grave es que, al decir que violar los decretos de la cuarentena no es delito, Fernández sacrifica la que fue su principal herramienta administrativa durante toda la epidemia. Está diciendo que, en adelante, se podría abandonar el aislamiento siempre que no se contagie a nadie. Las fiestas clandestinas se vuelven regulares. Esta tesis hizo que se viralice un video en el que el Presidente se ufana de haber iniciado infinidad de causas penales contra gente que hizo lo mismo que él en aquel cumpleaños. Ese video inicia un nuevo género. Hasta ahora proliferaban antiguas imágenes de Alberto Fernández adoptando posiciones contrarias a Cristina Kirchner. Ahora comienzan a verse registros recientes de Alberto Fernández criticando medidas recientes de Alberto Fernández. Imposible calibrar cuánto afectarán la disputa política estos desaguisados en el manejo de la pandemia.

La atipicidad del proceso electoral es relevante porque plantea un desafío analítico. Obliga a tomar prevenciones frente a todos los pronósticos. Pero existe otro motivo por el que se vuelve significativa: obligado a doblegar una inercia que le juega en contra, el Gobierno se vuelve más extremo en sus decisiones económicas. De todos los indicadores que instalan una duda sobre lo que pronostican las encuestas acaso el más convincente es el comportamiento del salario real. Para decirlo en otros términos: las fluctuaciones del poder adquisitivo. Existe una relación notable ente esa variable y la suerte de los oficialismos frente a las urnas. El economista Esteban Domecq ha graficado esa curva. Si se consideran pesos equivalentes, el salario real era de 104.585 pesos en julio de 2017, pasó a 88.000 pesos en octubre de 2019, subió un poco hasta 92.000 pesos en febrero del año pasado y volvió a derrumbarse hasta 84.000, que es su valor actual.

El mismo poder adquisitivo se puede medir, como hace Alfonso Prat-Gay, observando un movimiento que para el Gobierno resulta odioso: el del salario mínimo medido en kilos de asado. Durante la gestión de Macri, con esa suma se podían comprar 192 kilos; hoy solo 122. El salario mínimo, entonces, perdió valor por 70 kilos de ese asado que Fernández prometía.

El Gobierno pelea contra ese gran rival electoral. Por eso aumenta el gasto social pero, sobre todo, atrasa el tipo de cambio, que es la mejor manera de llegar a la clase media. Así se puede explicar la leve mejora de la confianza del Gobierno en el último mes. Eso sí: la emisión monetaria, que fue de 3500 millones de pesos en mayo, aumentó a 70.000 millones en junio, a 100.000 en julio y promete estar en 200.000 millones en agosto. Reabsorber esos pesos abre un fenomenal problema monetario, que exige medidas muy desagradables para su corrección. Tiene un argumento a favor el 58% que en la encuesta de Isonomía opina que el Gobierno no logrará controlar la inflación. Solo 22% considera lo contrario. El resto no contesta.

Las desviaciones que produce esta economía electoral predicen algo obvio: la discusión con el Fondo Monetario va a ser mucho más trabajosa. Tanto que podría volverse más natural, en el oficialismo, dudar de la conveniencia de un acuerdo. Pero existe otro problema, menos evidente. ¿Qué sucedería si en las primarias Cristina Kirchner enfrentara un resultado más ajustado que el previsto? La urgencia por aumentar el gasto y atrasar todas las variables se dispararía de inmediato. Guzmán estaría en problemas. Más que ahora. Las derivaciones de un cuadro semejante serían más misteriosas que las condiciones en que ese cuadro se genera. En esas circunstancias angustiantes, habría que prepararse para otros videos, mucho más preocupantes, de Alberto Fernández hablando en contra de sí mismo.

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Argentina

El Gobierno quiere amortiguar otra derrota en el Senado por el financiamiento universitario y apura negociaciones por la Boleta Única

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Hizo correr un nuevo borrador durante la semana pasada con una modificación clave que le permitirá la construcción de una mayoría que destrabe la BUP. La iniciativa duerme en el Senado desde enero.

El proyecto de Boleta Única de Papel (BUP) podría llegar al recinto del Senado de la Nación el próximo jueves, en la sesión que se tratará el financiamiento de las universidades públicas. De esta manera, el oficialismo aspira a tener una victoria pírrica por el revés que sufrirá con la recomposición presupuestaria de las casas de estudio.

La llave para abrir el hemiciclo senatorial la tiene la iniciativa que actualiza los fondos universitarios. Si bien la convocatoria para sesionar aún no es oficial, la Comisión de Educación quedó conformada el miércoles pasado y su presidente, el kirchnerista Eduardo De Pedro, prometió dictaminar el martes.

Esta iniciativa carga con una moción de preferencia motorizada por el radical Flavio Fama para ser tratada en el recinto en la siguiente sesión. A este impulso se le sumaría la BUP. Días atrás, el oficialismo giró un nuevo borrador con modificaciones sobre el proyecto que ya cuenta con dos dictámenes.

Los cambios propinados por la Casa Rosada incluyen no solo las preferencias que pretende el Ejecutivo, sino también otro clave: la eliminación del botón de «boleta completa«. Se trata de un detalle no menor, ya que fue lo que trabó por más de siete meses el desembarco en el recinto de la BUP.

El Gobierno quiere amortiguar otra derrota en el Senado por el financiamiento universitario y apura negociaciones por la Boleta Única

El pedido era solicitado por la senadora rionegrina Mónica Silva, impulsora de un dictamen -de minoría- por su descontento con el despacho mayoritario. Con la acción, Silva, que recibió el apoyo del bloque kirchnerista (33 senadores), plasmó un escenario de paridad 36 a 36, ya que también consiguió el apoyo de los dos misioneros: Sonia Rojas Decut y Carlos Arce.

Del otro lado quedaron el PRO, la UCR, La Libertad Avanza y el resto de los bloques federales con otros 36. Al tratarse de un tema electoral, la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, quedaba impedida de poder desempatar ante ese virtual escenario. Según pudo consignar Noticias Argentinas, Silva quedó conforme con el cambio y lo acompañará.

Esto modifica el escenario descripto al conformarse una mayoría absoluta. NA no pudo consignar qué harán los representantes de Misiones. De ser llegar al recinto y ser aprobado, deberá regresar a la Cámara de Diputados por los cambios. Fue aprobado en junio de 2022 con apoyo mayoritario de la oposición y la negativa del Frente de Todos.

Más allá del pedido de Silva, el borrador que remitió a los despachos aliados el Gobierno contempla otras correcciones como, por ejemplo, los tiempos a raíz de los cambios en la logística y la impresión de las nuevas papeletas. De hecho, el formato de la papeleta, vertical y horizontal, aún estaba en discusión por estas horas. Podría saldarse entre el lunes y martes.

Universidades, la próxima derrota del Gobierno

La aprobación del proyecto de ley que aumenta los recursos de las universidades tendrá un impacto fiscal de 740 mil millones de pesos. El proyecto para aumentar los fondos fue aprobado por la Cámara de Diputados en la sesión del 15 de agosto último, en lo que fue otro revés del Poder Legislativo para el presidente Javier Milei.

Incluye un incremento para los docentes y no docentes. Generará un impacto fiscal de 735.598 millones de pesos, lo que implica el 0,14 por ciento del PBI, según informó la Oficina de Presupuesto del Congreso. Milei viene de firmar el veto total del proyecto que aumenta, entre otras cosas, los haberes jubilatorios en un 8,1.

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Argentina

Denunciaron a Milei por vetar la ley de movilidad jubilatoria

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La presentación también alcanza al director ejecutivo del PAMI, Esteban Leguízamo.

El presidente Javier Milei recibió una denuncia judicial por supuesto “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, a raíz del veto a la ley de reforma jubilatoria.

La abogada Valeria Carreras efectuó la presentación, que también incluyó al director ejecutivo del PAMI, Esteban Leguízamo, ante los tribunales federales de Retiro.

La denuncia quedó a cargo del juzgado federal 11, que subroga el juez Julián Ercolini, informaron fuentes judiciales a la agencia Noticias Argentinas.

La letrada pidió que se de intervención a la UFI PAMI, unidad fiscal especializada en delitos previsionales.

“Con el veto a la ley de movilidad jubilatoria que significaría un aumento ínfimo, pero un aumento al fin para el sector pasivo, y una formula de actualización mínimamente realista, estamos frente a una conducta que podría tipificarse no solo como el incumplimiento de deberes de funcionario público, al no cumplir con leyes y tratados internacionales, sino también frente a conductas que podrían encajar en un plan sistemático contra los pasivos de nuestra sociedad”, argumentó Carreras.

La abogada sostuvo que el veto presidencial debería investigarse “no como un hecho aislado, sino como parte de toda una política de maltrato al adulto mayor, que llevan no solo a
incumplir con la garantía de derecho humano básico como derecho a la vida, a la dignidad y a la salud, sino también como un ataque desde el Estado a los más vulnerables”.

En la presentación, Carreras pidió que se la cite a ratificar su denuncia. “No puede permitirse el abuso de poder contra un sector por demás vulnerable como es la enorme cantidad de adultos mayores de la Argentina”, subrayó.

En la denuncia también mencionó la decisión de “quita de cobertura al 100% de 44 medicamentos” a los afiliados a la obra social PAMI, “todo ello en perjuicio de al menos más de 5 millones de beneficiarios”.

“La denuncia que formulo, tiene basamento, en la gravedad que estas medidas del Poder Ejecutivo, revisten ya no solo por incumplir con los Tratados internacionales, no solo por incumplir con la Constitución Nacional, sino por atentar contra la vida de un sector de la sociedad, el sector más vulnerable, nuestros mayores”, agregó la abogada.

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«¿Quieren saber quiénes han arruinado a los jubilados? Miren a los kirchneristas», dijo Milei en el aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario

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El presidente de la Nación participó del acto central por el 140° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario.

El presidente Javier Milei pidió hoy «mirar a los kirchneristas» para saber «quiénes han arruinado a los jubilados», al acusar a la gestión de ese espacio de haber cometido la «irresponsabilidad» de haber «jubilado a personas sin aportes«.

En el marco del 140° aniversario de la Bolsa de Comercio de Rosario, el mandatario también recordó que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner «vetó el 82 por ciento móvil» de
las jubilaciones en 2010, por lo que, dijo, «no resiste el archivo»

Milei insistió además en que los senadores y diputados, a los que volvió a llamar «degenerados fiscales«, votaron «en gran mayoría un disparate que implica el 62% del PBI de toma de deuda«, en referencia a la ley de aumento de jubilaciones.

«Eso le cuesta a los argentinos 370 mil millones de dólares, arruinándole la vida a nuestros hijos, nietos y generaciones futuras», dijo Milei al justificar la decisión de vetar esa ley, durante una exposición en Rosario.

En tanto, el jefe de Estado definió la reforma jubilatoria sancionada por el Congreso como un «chiste» y una «bestialidad propia de brutos» que, dijo, le costaría al país «370 mil millones de dólares».

«¿Pretendían que no vetara semejante disparate? Vine acá para poner el pellejo para salvar a la Argentina, no para hundirla«, dijo Milei en Rosario, donde advirtió que, si se aplicara el aumento de jubilaciones, se generaría «impuesto inflacionario, riesgo país por las nubes o aumento de la presión fiscal explícita».

Formaron parte del encuentro la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, el intendente de Rosario, Pablo Javkin y el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, Miguel Simioni, entre otras autoridades nacionales, provinciales y locales.

El Presidente había anticipado esta mañana en diversas entrevistas un «veto total» de la ley de actualización de las jubilaciones que aprobó el Congreso y advirtió que, con la sanción de esa norma, «la política» quiere «romper» al Gobierno.

«La ´jodita´ populista de anoche le cuesta a los argentinos 370 mil millones de dólares», sostuvo Milei en una entrevista con el periodista Jonatan Viale por Radio Rivadavia.

Y remarcó: «Voy a dar un veto total. Hay una cuestión de datos y de lo sucia que es la política, si mirás las jubilaciones le han ganado a la inflación 5% por encima de las que eran cuando
asumimos. Los jubilados hoy están mejor que lo que estaban cuando Alberto Fernández se fue. No significa que estén bien, están mejor», matizó.

El mandatario señaló que «estas cosas se arreglan con crecimiento económico, no es magia«.

Además, recordó que Cristina Kirchner, incluso con Miguel Pichetto como jefe de bloque, vetó el 82% móvil para las jubilaciones en 2010.

«Cuando fueron las diez toneladas de piedras, esa reforma (Mauricio) Macri tenía que hacerla porque los números no daban», dijo y agregó: «La cuestión fiscal no es un tema menor, esta situación de la política queriendo romper el déficit fiscal es la política queriendo romper el Gobierno«.

En la misma línea, aseguró que la sanción de la ley de aumento de las jubilaciones «implica una violación de ley de administración financiera del Estado» y señaló que la creación de cada gasto debe ir acompañado con una contrapartida de financiamiento.

«No se puede gastar sin saber con qué se va a financiar», indicó. E insistió: «¿Cómo lo voy a financiar? Si emito dinero genero inflación, si genero inflación distorsiono los precios y vuelvo a
castigar a los jubilados y a los segmentos más vulnerables y termino afectando negativamente el sistema de precios», se preguntó.

Según consideró el Presidente, la vieja política intenta «romper» su administración para volver al poder como alternativa.

«Buscan que al Gobierno le vaya mal. Lo que hacemos, si bien está en todos los manuales de economía sana, está en contra de todos los manuales de economía putrefacta«, graficó.

Para Milei, «la primera ley del político es violar la ley de la economía. La lacra que es la economía política tiene un postdoctorado, por eso tomaron al país más rico y lo destruyeron», puntualizó.

Por último, cargó contra los senadores opositores, incluso con los del PRO, al precisar que «dejaron en claro» con la sanción del jueves último que «muchos de ellos regalados son caros» y remarcó que los sueldos en el Poder Ejecutivo se mantienen congelados.

«Ellos (por los senadores) tienen la posibilidad de auto aumentarse y yo, teniendo esa facultad, no lo hago porque el ajuste lo tiene que pagar la casta, no la gente», sostuvo.

«Si la casta Senado no lo quiere hacer es un problema de la casta Senado. Puedo dar fe de mis actos», concluyó respecto a los intentos de aumentos de sueldo de los senadores.

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